El canguro quokka es una especie endémica de la costa suroeste de Australia, y también habita en las islas asociadas Isla de Rottnest a Isla Calva. Vive en rodales esclerófilos húmedos y secos, bosques y brezales. Está adaptado a beber agua salada, por lo que en algunas zonas puede sobrevivir sin beber agua. Es una de las especies de canguro más pequeñas, caracterizada por una cabeza ancha con pequeñas orejas curvadas y una cola fuerte, que suele tener poco pelo. La especie alcanza un tamaño de sólo 40-54 cm, con una cola que mide 24,5-31 cm y un peso inferior a 3,3 kg. El pelaje es más largo, grueso y áspero, y su color es gris parduzco, más claro en el vientre. El canguro se alimenta de hierbas, hojas y plantas suculentas. Utiliza bacterias simbióticas en el tubo digestivo para la digestión, de forma similar a los rumiantes.
Los canguros son herbívoros y se alimentan principalmente de hierbas y pastos. También pueden comer helechos, brotes, hojas y bayas. Tampoco rehúyen las plantas venenosas.
La hierba que comen es muy dura y masticarla les desgasta los dientes. Aunque los canguros tienen cuatro pares de molares en cada lado, sólo utilizan los delanteros. Si se desgastan y caen, son sustituidos por otros. En ocasiones, un canguro vive hasta que se le gasta el último par. Entonces mueren de hambre. Sólo al canguro oxidado le crecen molares de por vida.
A diferencia de las ovejas, el ganado vacuno y otros herbívoros placentarios, los canguros pastan hierba con moderación. Nunca la pastan hasta las raíces, lo que impide que se regenere.
Todos los canguros pueden rumiar. Su estómago, grande y musculoso, está dividido en varias partes y contiene gran cantidad de alimento, que es digerido por microorganismos.
